“Soy muy nervioso” ¿Cuántos de nosotros no hemos dicho ésta frase alguna vez? Es una frase muy común ¿verdad?
El término “nervioso” es un término coloquial, y en realidad nos estamos refiriendo a que somos ansiosos. Las personas que alguna vez hemos tenido problemas por nuestra ansiedad a menudo solemos cuestionarnos una y otra vez porque somos tan ansiosos, llegando incluso a reprocharnos a nosotros mismos por ser así, por no poder controlarlo, etc. Lo cual muchas veces nos lleva a ser tan críticos con nosotros mismos, que sin darnos cuenta también nos generamos un problema de autoestima.
Es importante que sepamos que la ansiedad es natural, que todos los seres humanos la experimentamos y que ésta está diseñada sabiamente por la naturaleza para garantizar nuestra supervivencia, ya que nos permite anticiparnos (está enfocada hacia el futuro) a posibles peligros. Por ejemplo, cuando sabemos que vamos a tener un examen importante al final de la semana, permanecemos pendientes de encontrar el momento y el tiempo apropiado para poder estudiar y aprobar, porque de lo contrario las posibles consecuencias negativas podrían ser que no apruebes ese ciclo, y que por tanto te atrases en terminar la carrera o que tus padres dejen de apoyarte con el pago de tus estudios, etc.
La ansiedad es un estado emocional, que permite que tus pensamientos y actos se dirijan a la consecución de aquello que “necesitas” para seguir viviendo tranquilo. Para el universitario del ejemplo, será la experimentación de esa emoción llamada ansiedad la que lo mantendrá pendiente de estudiar para aprobar. Si éste no estudia y deja pasar los días la ansiedad se va incrementando, tornándose cada vez más desagradable (cada vez más estresante), pues vez las consecuencias negativas cada vez más cerca.
La ansiedad y el estrés están íntimamente ligados. Ya viendo la ansiedad desde el punto de vista biológico, ésta constituye una hiperactivación del sistema nervioso central, la cual nos permite reaccionar o responder ante posibles peligros o acontecimientos de una manera óptima. Para garantizar esto, el organismo genera un estado de “tensión” conocido comúnmente como “estrés”, el cual está diseñado para que “cumplamos la tarea” o que “cumplamos con estudiar”, ya que es solo cumpliendo con eso que podremos regresar al tan ansiado estado de relajación. En situaciones muy extremas, que involucran gran peligro, el estrés elevado lleva a que nuestro organismo suspenda las demás funciones del sistema nervioso central y en cambio se activen las glándulas suprarrenales, liberadoras del conocido neurotransmisor adrenalina.
Así mismo, la ansiedad y el miedo también guardan una relación muy estrecha. El miedo es una emoción que nos lleva a la evitación de estímulos (presentes) percibidos como peligrosos. Entonces, si uno le teme a los insectos y viaja a la selva, lo más probable es que durante el viaje se ponga ansioso, ya que en su mente estará anticipando posibles peligros (como encontrar una araña en su cama). Dependiendo de la intensidad del miedo que uno experimente ante un determinado estímulo, uno puede llegar a evitar lugares y situaciones en las que uno considere que puede toparse con dicho estímulo.
Hago ésta explicación de lo que es la ansiedad, el miedo y el estrés, porque es importante que aprendamos y conozcamos más del cómo funciona nuestra mente y nuestro organismo, para que podamos comprendernos y encontrar soluciones prácticas a los problemas que podamos tener para manejar este tipo de emociones, antes de empezar a criticarnos y juzgarnos por no poder controlarlas.
Sentir ansiedad, miedo y estrés es algo natural. Sin embargo, cuando las experimentamos de manera desmedida o desproporcionada puede volverse una limitación en nuestras vidas, a menos que aprendamos a controlarlas, para lo cual existen muchas formas. Como les dije líneas arriba, la ansiedad es un estado emocional que al elevarse a niveles intensos genera una serie de síntomas que muchas veces no son comprendidos por las personas y que en un intento por combatirlos solo los acrecientan. Por ejemplo, si un chico conoce a una chica que le gusta y esa situación le produce una ansiedad significativa que lo lleva a sudar profusamente por las manos y a temblar, se sentirá realmente incómodo y avergonzado y en una búsqueda desesperada por que sus síntomas no sean notados, empieza a secarse las manos continuamente en el pantalón y a ponerse rígido para evitar temblar. Sin embargo, está consciente de que estas conductas son tan notorias que la ansiedad se elevará considerablemente, ya que ahora no solo estará pendiente de sus síntomas, sino también de si la chica lo estará notando o no (cuando la ansiedad se eleva y uno somatiza, es decir, presenta síntomas neurovegetativos entonces se le llama angustia).
Existen una serie de cuadros dentro de lo que se conoce como Trastornos de Ansiedad, que son producto de la elevación desmedida de esta emoción que puede llegar a limitarnos de diferentes maneras, sin embargo, con el tratamiento oportuno y adecuado uno puede llegar a controlar, manejar y disminuir los síntomas en gran medida. A continuación, mencionaré y describiré muy brevemente en qué consiste cada uno:
- Ataque de Pánico o Crisis de Angustia: Se caracteriza por la súbita aparición de síntomas tales como; hiperventilación, malestar torácico, sensación de atragantamiento, aceleración cardíaca, entre otros. La intensidad de los mismos lleva a las personas a pensar que pueden morir, o volverse “locos”, sin embargo, esto no sucede. Tienen una duración que por lo general va desde quince minutos a más.
- Agorafobia: Aparición de un miedo intenso que conlleva a un comportamiento de evitación a lugares abiertos o donde haya mucha gente, y donde escapar pueda ser muy difícil, vergonzoso o donde sea difícil encontrar ayuda en caso de que aparezcan síntomas de angustia o una crisis de angustia.
- Trastornos de Angustia o Trastorno de Pánico: Se caracteriza por la aparición de crisis de angustia o ataques de pánico cada cierto tiempo (recidivantes) de manera súbita e inesperada, sin que exista la presencia de un estímulo que la genere (aunque en muchos casos puede desencadenarse por la presencia de un determinado estímulo).
- Trastorno de Angustia con Agorafobia: Presencia de crisis de angustia y de agorafobia cada cierto tiempo (recidivante) e inesperada.
- Fobia Específica: Ansiedad clínicamente significativa ante la exposición a objetos o situaciones temidas, que conllevan a un comportamiento de evitación.
- Fobia Social: Ansiedad clínicamente significativa ante la exposición a objetos o situaciones sociales temidas, que conllevan a un comportamiento de evitación.
- Trastorno Obsesivo – Compulsivo: Presencia de ideas recurrentes y persistentes (obsesiones) que generan gran ansiedad, generando que la persona realice actos rituales (compulsiones) con el objetivo de disminuir los niveles de ansiedad sin éxito.
- Trastorno de estrés postraumático: reexperimentación de acontecimientos altamente traumáticos y evitación de estímulos relacionados con el trauma.
- Trastorno por estrés agudo: Es parecido al estrés postraumático, sin embargo, la aparición de los síntomas se da inmediatamente después de un acontecimiento altamente traumático.
- Trastorno de Ansiedad Generalizada: Presencia de ansiedad y preocupaciones de carácter excesivo y persistente durante al menos seis meses.
- Trastorno de Ansiedad debido a enfermedad médica.
- Trastorno de Ansiedad inducido por sustancias.
- Trastorno de Ansiedad no especificado.
Como les dije existen muchas manera de que uno aprenda a manejar y controlar sus niveles de ansiedad. En casi todos los cuadros de ansiedad se suele trabajar a través de la reestructuración cognitiva, buscando que las personas aprendan a percibir e interpretar aquellas situaciones que les generan ansiedad de una manera más natural y relajada, ya que el problema radica en que tienden generar interpretaciones de manera catastrófica en relación a dichos estímulos o acontecimientos. Por ejemplo: “Si yo veo una araña me muero”, “Si jalo el examen será mi fin y seré un fracasado”, “Si las chicas se dan cuenta de que sudo mucho cuando estoy frente a ellas me quedaré solo para siempre”, etc.
Otra gran e importante técnica que ayuda mucho en casi todos los cuadros de ansiedad, es la de Exposición, tanto en vivo como la imaginal. Ya que nos permite enfrentar de manera gradual aquello que evitamos hasta que generamos que dicho estimulo o situación sea percibida como “normal” por nuestro sistema nervioso, generando por lo tanto un cambio en nuestras interpretaciones y emociones.
El estado contrario a la ansiedad es la relajación, es como si dijéramos felicidad – tristeza. Como les mencioné la ansiedad es una hiperactivación del sistema nervioso, el entrenamiento en relajación permite que tengamos control sobre nosotros mismos y podamos disminuir significativamente la aparición de síntomas ansiosos.
Las técnicas de distracción, también suelen ser muy útiles para que las personas podamos aprender a dirigir nuestra atención a otros estímulos que nos rodeen y no ha enfocarnos de manera excesiva en la situación o estimulo ansiógeno.
Pero, tal y como les dije, mi objetivo principal con este post, es que seamos capaces de conocer un poco más acerca de cómo es que funciona nuestra mente y nuestro organismo, pues es muy importante (sobre todo para aquellos que podemos tener problemas manejando nuestra ansiedad) que comprendamos el por qué de nuestras reacciones, para así disminuir la incertidumbre que nos producen y poder tomar acciones de una manera responsable y madura, es decir buscar ayuda especializada, sin necesidad de reprocharnos a nosotros mismos, ni avergonzarnos.
Quiero terminar este Post, mencionado los 13 síntomas de ansiedad que presenta el Manual Diagnóstico DSM – IV, para que aquellas personas que hayan atravesado alguna vez por una crisis de angustia o ataque de pánico puedan identificarlos y puedan buscar la ayuda respectiva para aprender a afrontarlos. Los síntomas son los siguientes:
Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro o más de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros diez minutos.
1.- Aceleración cardíaca.
2.- sudoración.
3.- temblores o sacudidas.
4.- sensación de ahogo o falta de aliento.
5.- sensación de atragantarse.
6.- opresión o malestar torácico.
7.- nauseas o molestias abdominales.
8.- inestabilidad, mareo o desmayo.
9.- sensación de irrealidad.
10.- miedo a perder el control o volverse loco.
11.- miedo a morir.
12.- sensación de entumecimiento u hormigueo.
13.- escalofríos o sofocaciones.
Bueno, eso es todo por ahora, seguiremos hablando más sobre la ansiedad en otra oportunidad.
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