EN ESENCIA

Olvidemos por un rato quienes somos, que somos, que hacemos, que haremos. No nos resistamos, parece difícil pero no lo es, es como todo una cuestión de práctica. ¿Si nos olvidamos por un momento de estas cosas qué nos queda? Si bien la respuesta a esta pregunta será respondida de forma única e inidvidual por cada uno de nosotros, me atrevo a afirmar que en general no nos queda nada, el alma queda desnuda en medio del silencio, aquel silencio que nos permitirá escucharnos a nosotros mismos regalarnos los secretos de la esencia: "no tienes que saber quién eres, solamente ser", "no tienes que saber el camino, solamente anda","no te preocupes por que harás, solamente haz" entre muchos otros. Un día me encontraba en el msn y me habló una persona que me comenzó a decir que ya no podía más con todos los problemas que tenía, que eran demasiados y que se sentía muy cansada de luchar contra ellos. Yo conocí a esta persona hace unos meses atrás y en el tiempo que la conozco y por lo conversado con ella sé que es una persona que se esfuerza por encontrar soluciones y que realmente busca salir de sus problemas. Me puse a pensar por unos segundos en que aconsejarle, pero me di cuenta de que ella estaba pasando por uno de esos momentos en los cuales los problemas parecen estar por todos lados y no hay a donde ir, que es en si mismo lo que produce la sensación de desesperanza. Entonces decidí que lo mejor que podía hacer por ella era llevarla al "Punto Cero", es decir, a su misma esencia. Y le dije:

" Detente un momento, deja de tipear, suelta los brazos, dejalos caer. Estira tus piernas y deja que la tensión se vaya poco a poco. Deja ya de pensar en tus problemas y en las respuestas que buscas en el aire para poder solucionarlos, pues ya le diste muchas vueltas a lo mismo si poder avanzar, y lo único que estás logrando es atormentartey estancarte y si persistes quizá retrocedas. Respira profunda y lentamente, deja que con cada expiración se vaya la preocupación.

Ahora, ya no hay más ruido... Ahora, te sientes muy ligera, pues ya no sientes el peso de tus pensamientos y tampoco el de tu cuerpo... ahora, ya no hay miedo, ni dolor... Te sientes muy relajada... Ahora, empiezas a elevarte, tu cuerpo comienza a dejar la silla en la que estabas y te elevas hacía el cielo oscuro de la noche a través de tu ventana. Tu cuerpo sigue subiendo cada vez más y vez como las cosas se van haciendo cada vez más pequeñas, y sigues subiendo y subiendo hasta que puedes ver la tierra desde muy lejos, cada vez más lejos, hasta que la vez como si fuera una pequeña y diminuta estrella... Ahora, solo estás tu y el infinito vacío del espacio. Miras tus manos, las contemplas, te vez a ti misma y te das cuenta de que lo único alrededor eres tú misma y las estrellas. Quedate ahí un rato, disfruta de la paz, de la tranquilidad, del silencio del mundo y de tu propia voz.

Ahora, empiezas a descender muy lentamente... ahora, lo que parecía una estrella, se ve nuevamente como un planeta, con un brillo azul totalmente hermoso. A medida que te vas acercando te vas percatando de detalles que por la distancia se ven pequeños. Y vez los árboles, las montañas, los ríos, las nubes y son tan preciosos que es como si los vieras por primera vez y te dejan una gran sensación de paz y tranquilidad. Luego, vez cosas aún más pequeñas, hasta que vez personas. Las vez tan pequeñas que parecen hormigas... caminan de un lado a otro sin detenerse, vez como viven sus vidas a través de sus ventanas, mirándo cajas con imágenes, echados en sus camas, algunos encerrados en alguna habitación, otros sentados juntos en su mesa. Los vez en las calles, subiéndose apresurádamente a micros, algunos caminan, otro corren. Al verlos, te vas dando cuenta de lo diferente que es el andar de las personas al andar de las hormigas, ya que las hormigas se dirigen todas juntas hacía su único objetivo, mientras que muchas de las personas a diferencia de estas, parecieran no saber a donde dirigirse o que se siguen unas a otras sin saber a que quieren llegar. Pero a medida que sigues descendiendo el escenario se te hace más claro, y ya no solamente puedes ver como avanzan de un lado otro, ahora puedes ver sus gestos, sus expresiones faciales, vez su dolor, sus frustraciones, vez su alegría, vez sus sonrisas, pero sobre todo vez que muchos de ellos tienen expresiones que no están acorde al contexto en el que se encuentran. Derrepente a lo lejos una casa llama tu atención, miras detenidamente a través de sus ventanas y vez a un señor en su sala viendo televisión y en la cocina una señora prepara la cena de esa noche. En la mesa del comedor un joven lee un libro y toma apuntes en un cuaderno. Y en la ventana del segundo piso de aquella casa, vez a una chica encerrada en lo que interpretas es su cuarto, sentada frente a una computadora. Te acercas un poco más a su ventana y puedes ver que está llorando, pero por más que intentas mirar a su alrededor para saber por qué, no encuentras la respuesta, pues no vez donde está la herida, no vez donde está la bala, no vez donde está el culpable y lejos de ver lo lamentable, solo vez el ambiente amable que ella no puede ver.

De la nada todo está claro para ti, te diste cuenta de que tu viaje tenía un objetivo y que ahora sabes a donde dirigirte. Ahora sabes cual es el mensaje.

Ahora, estás frente a ella. Tú la vez, pero ella no a ti. Tus ojos ven a través de los suyos y tus brazos se entrelazan a aquel cuerpo hundido en la silla y con suavidad y cariño le dices al oído...

Y fue justo en aquel momento, en el que dejaste de llorar".