Miguel tiene 13 años, al igual que Luciana su enamorada. Ambos van al mismo colegio, cursan el segundo año de secundaria y llevan dos meses juntos. Después de clases, ambos parten para la casa de Luciana casi todos los días. Ahí almuerzan juntos lo que la madre de Luciana deja preparado desde el día anterior antes de irse a trabajar. Luego ven unas películas o salen a dar vueltas. Los padres de Luciana no estarán en casa sino hasta las 7:00pm aproximadamente. Cuando los padres de Miguel lo llaman desde sus trabajos para saber dónde está, el casi siempre puede hacerles creer que está en casa de sus amigos (vecinos).
Luciana y Miguel están asustados, ella podría estar embarazada. Llevan teniendo relaciones desde antes de empezar su relación como pareja. Miguel consiguió una prueba de embarazo. Dio negativo.
Ellos se cuidaban. A veces. El padre de Miguel intentó hablar de sexo con él. Fue una sola vez, la conversación fue incómoda, duró diez minutos aproximadamente. Por la mente del padre de Miguel ni siquiera se cruza la idea de que su pequeño hijo pueda estar teniendo relaciones, se imaginaba que eso pasaría dentro de varios años. Algo similar sucedió en el caso de los padres de Luciana.
Luciana y Miguel están asustados, ella está embarazada. Ellos se cuidaban, pero solo a veces. Cuando Luciana creyó haber salido embarazada la primera vez ellos juraron que usarían siempre anticonceptivos. Pero el tiempo se llevó el susto y con éste también el juramento. Miguel compartía la idea de muchos hombres mayores que él y de muchos de sus compañeros de clase que también han tenido relaciones sexuales, de que hacerlo con condón es una porquería, es menos placentero.
Tras semanas de discusiones los chicos se armaron de valor y decidieron contar lo sucedido a sus padres. Los padres de Luciana se oponían al aborto, su religión no se los permitía y no estaban dispuestos. Los padres de Miguel no concebían la idea de que dos personas de 13 años pasaran por la experiencia de ser padres desde tan jóvenes.
Luciana y Miguel tienen ahora 17 años de edad, y un hijo en común. Pero nada más. La relación que tuvieron duró a lo mucho 6 meses. Ambos han tenido a lo largo de los años otras parejas. Con todas han tenido relaciones sexuales. Luciana volvió a salir embarazada dos veces más con diferentes enamorados, pero abortó. Sus padres no lo saben. Miguel llevó a su actual enamorada a abortar hace una semana.
El Puedo Vs. El Debo, es una lucha que parece no tener final. Recuerdo que una de mis clases favoritas en la Universidad fue Psicología de la Sexualidad, con nuestro gran profesor Jorge Bruce. Y él nos habló acerca de cómo es que antes, en las generaciones de nuestros padres y abuelos, se vivía en base al “Deber”. Uno hacía las cosas por que debía hacerlas, sin derecho a cuestionar el por qué. En aquel entonces era prácticamente imposible que una persona de 13 años tuviera acceso a información, imágenes, vídeos y películas sexuales o que hayan conseguido un lugar donde tener relaciones sexuales con tanta facilidad como les pasó a Luciana y Miguel y a muchísimos otros adolescentes como ellos. Además, en aquellas épocas uno hubiera recibido un castigo severo y rotundo por parte de los padres, probablemente golpes, amenazas, etc. De hecho, la rigidez y el tabú que existía alrededor tema del sexo era tan poco flexible y manejable que generó una especie de “represión colectiva” de gran magnitud. Y lo que sucede cuando uno reprime es que toda esa energía luego busca liberarse, pero por lo general, lo hace de manera violenta. Y eso pasó. Desde las últimas décadas del siglo pasado, la tendencia ha ido cambiando cada vez más. Las personas en especial los adolescentes y jóvenes, dejaron de tomar decisiones en base a lo que debían, sino más bien a lo que podían. Si alguna vez hablan con un chico de 11 años que ya ha tenido relaciones sexuales ¿Qué le dirían?, ¿Si tú hijo(a) a los 13 te dice eso, qué harías? Y sobre todo si sabes que digas lo que digas, el ya sabe que puede hacerlo y lo seguirá haciendo, pero te dirá lo contrario.
La economía del mundo ha cambiado y con ella nuestra manera de vivir. Los hijos pasan mucho tiempo en casa solos, y las enormes cantidades de información que consiguen sobre diversos temas, los llevan a querer experimentar cosas cada vez más rápido. Y la pregunta que se hacen es ¿Y si puedo hacerlo, entonces por qué no?, ¿Por qué debería esperar hasta los 20 años para tener relaciones, si tengo a mi enamorada, mi casa y el condón para hacerlo?
Nuestra labor como padres, tíos, abuelos, etc. Es la de guiar a los más jóvenes mediante una comunicación abierta, flexible e inteligente. Para así ganar su confianza y que ellos se abran con nosotros y puedan compartir sus dudas e inquietudes. Es de vital importancia empezar a educar desde una perspectiva que los lleve a entender que lo que hagan, va más allá de que deban o puedan hacer, sino a lo que quieren para ellos mismos. Cuando las personas entramos a la adolescencia, empieza a formarse nuestra personalidad, empezamos a tomar del mundo, no solo lo que nuestros padres quisieron poner en él, sino también lo que queremos.
¿Pero cómo saber lo que quieres si no te conoces?, ¿Cómo sabrás cuanto vales? , ¿Cómo sabrás lo que puedes alcanzar? Etc. Aquí está la verdadera labor de los padres, llevar a los hijos a la reflexión de lo que piensan, sienten y hacen, para así mostrarles el camino a su realización personal. La autoestima, juega un factor primordial para la prevención de estos casos.
¿Y tú que vas a hacer hoy?
Si haces lo que puedes, primero piensa bien en las consecuencias directas de tus actos, pueda que luego no las quieras asumir y que te veas en la obligación de hacerlo, como les pasó a Luciana y a Miguel.
Si haces lo que debes, intenta darte cuenta si lo haces por ser responsable, coherente y consecuente y no por una imposición que te lleva a reprimir lo que piensas y sientes.
Mi consejo es, que cuando haces las cosas cuando puedes o debes no hay mayor reflexión, solo sigues un impulso o una orden. Haz las cosas porque reflexionaste y dijiste esto es lo que yo quiero para mí, porque esto es lo mejor para mí.
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