lunes, 16 de agosto de 2010
DE VICTIMA AL VICTIMISMO
A lo largo de nuestras vidas, en diferentes situaciones de la vida cotidiana, las personas adoptamos diferentes roles. Como por ejemplo; el rol de padre, el rol de madre, el rol de hijo, el rol de hermano, el rol jefe, el rol de empleado, etc.
Pero existe un rol, que cuando lo adoptamos por más tiempo del debido, resulta altamente nocivo para quienes lo asumen y para quienes lo rodean. Estoy hablando del rol de víctima.
Es verdad que en muchas ocasiones de la vida habrá personas que nos harán daño con o sin intensión. Y cuando eso sucede, es natural que asumamos el rol y posición de víctima, y que aquella persona que no hizo sentir mal sea nuestro victimario. Por ejemplo, en una situación de infidelidad, la persona que fue engañada será la “víctima” en dicha situación. El dolor, el miedo y la desconfianza, entre otras cosas, harán que esa persona adopte ese rol.
Si el victimario tendrá dos opciones. La primera, es mostrarse arrepentido y luchar porque su pareja lo(a) perdone y continuar. La segunda, irse con la otra persona. La víctima, también tendrá dos opciones. La primera, será decidir continuar. La segunda, dejarlo ir.
Hasta aquí todo suena bastante práctico y sencillo. Pero la verdad es, que el aprender a manejar nuestras emociones, para saber salir del rol de víctima en situaciones de intenso estrés y dolor, constituye todo un reto personal. Es decir, uno debe aprender a dejar el rol de víctima, para no caer en el dañino victimismo.
El victimismo, consiste en permanecer en el rol de víctima, a pesar de que las situaciones que te pusieron en ese rol en primer lugar ya no existan o hayan cambiado. Llevándote a asumir y adoptar ese mismo rol, en las demás situaciones de tu vida, en especial, en aquellas que percibas como similares a la situación de daño.
Entonces, ya sea que hayas decidido continuar o no con tu pareja o ex pareja, por el daño que te hizo, sea cual sea la forma en la que lo haya causado, para poder seguir adelante y permitirte a ti mismo(a) ser feliz, deberás aprender a identificar si estás cayendo en el victimismo, deberás aprender a perdonar y a dejar ir.
“Fácil de decir, difícil de hacer”, yo le diría a quienes piensan eso, que es totalmente relativo.
Es decir, claro que va a suponer un esfuerzo y como en toda situación lo más difícil será al comienzo. Pero si lo intentas, lo lograrás y serás capaz de cerrar ese y otros capítulos de tu vida con finales felices y comenzarás otros con fuerza y ánimo. Pero, si ni siquiera lo intentas (decir que lo intentas y no hacer nada para cambiarlo no cuenta), entonces correrás el riesgo de abrir y cerrar cada capítulo de tu vida como una víctima, creyendo erróneamente como muchos, que la felicidad es efímera y que ya te llegará. Cuando en realidad la felicidad es una decisión personal.
Ahora, ¿Cómo saber en qué momento pasé de víctima al victimismo? Un factor importante es el tiempo. Pregúntate a ti mismo ¿Cuánto tiempo crees que es prudente sentirte así de mal sin poder sentirte feliz? Realmente espero, que tu respuesta no pase de unos cuantos meses.
En segundo lugar, identificando pensamientos irracionales (aquellos cargados de subjetividad y que por tanto nos alejan de los hechos, de la realidad).
¿Te identificas con algunas de los siguientes pensamientos?
- “Todos los hombres/mujeres son iguales, no se puede confiar en ellos/ellas”.
- “Nunca voy a poder perdonarlo(a), lo que me hizo fue terrible”.
- “Siempre me hacen daño, yo doy todo de mi, pero eso no sirve”.
- “Nunca voy a poder cerrar ésta herida, es demasiado grande”.
- “A mí nadie me quiere”.
- “No soy (o no fui) lo suficientemente buena(o) para él/ella, entonces no sirvo”.
- “Sin él/ella no valgo nada, mi vida no vale nada”.
- “Pero si yo soy bueno(a), si le di todo mi amor ¿por qué me dejó o por qué me hizo eso?”
- “Ser bueno(a) no sirve de nada, la gente es mala, así que yo seré malo(a) también”.
- “Él/ella era el amor de mi vida, ahora que me dejó ya nunca podré ser feliz”.
- “Seguro nací para estar solo(a)”.
- “A mí siempre me engañan (me hacen daño)”
Estos son solo algunos ejemplos, existen muchísimos más ejemplos que pueden hacernos ver si es que pasamos de víctima al victimismo. Recuerden que considerar el factor tiempo es importante. Para aquellos que se hayan identificado, espero que éste post les sirva para tomar cartas en el asunto y comenzar a generar un cambio personal que los saque de este malestar.
Ya saben que me pueden escribir cuando quieran comentándome sobre su caso específico, para así poder ayudarlos y orientarlos más.
¡Abrazos, sonrisas y felicidad para todos!
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