¿Soy feliz o estoy contento?
Las personas solemos hablar indistintamente acerca de la felicidad y la alegría, pensando que son lo mismo o casi lo mimso, como una especie de sinónimo. Pero la verdad es que existe una gran diferencia entre ambos términos.
Como les he contado en anteriores oportunidades, las emociones son estados afectivos de gran intensidad y de corta duración. Cuando hacemos cosas placenteras como cuando salimos con amigos, comemos un chocolate, cuando vez una buena película, cuando nos compramos algo que queríamos mucho, etc. experimentamos el estado emocional llamado "alegría" (sinónimo de estar contento). Muchas veces, luego de haber salido con nuestros amigos, de comernos un chocolate, de ver una buena película, de habernos comprado algo que queríamos mucho, etc. ese estado de alegría se va a los minutos, horas o en unos cuantos días.
Lo que experimentamos con esas experiencias es alegría, es decir una emoción propiamente dicha. Las personas despertamos diferentes emociones dependiendo de las situaciones o circunstancias, es decir, si me gritas me pongo triste, si me das un regalo estoy contento. Las emociones están relacionadas a la felicidad, pero ésta no es una emoción. Es decir, éstas circunstancias que me ponen alegre o contento me pueden predisponer a la felicidad, así como también me pueden alejar de la misma. Un buen ejemplo de ésto son las repercusiones en la salud mental de las personas que ha generado el modelo de sociedad de consumo, en donde la prioridad de las personas es acumular capital para accerder a estimulos (ej. televisores, celulares, carros, etc.) que nos generan alegría (algo momentáneo y circunstancial), más no felicidad (necesariamente). La depresión tiene el mayor índice de prevalencia en el mundo entero y sigue en aumento año tras año, a pesar de los avances tecnológicos y científicos que buscan "que nuestra vida sea mejor".
La felicidad, es un estado de equilibrio entre nuestras cogniciones, emociones y conductas. Una emoción como la alegría está condicionada a circunstancias placenteras. La felicidad no está condicionada a nada, va más allá de un estado afectivo, es un estado de consonacia psicológica en donde encontramos coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos. Éste balance o equilibrio nos proporciona la estabilidad y seguridad necesaria para desarrollarnos y guiarnos a través del camino de la autorealización.
El mito: La felicidad es efímera
Lamentablemente, ésta es una de las más grandes mentiras que afecta directamente a la vida de las personas que la afirman y sostienen. Ésta interpretación de la felicidad hace que la veamos como algo tan mítico y distante, que hemos adoptado un rol pasivo ante la idea de buscarla frente a la gran dificultad que supone para uno serlo. Afirmar y sostener que "la felicidad es efímera" no solo es mentira, sino que además es muy poco saludable.
A diario vemos como los medios a través de la publicidad buscan hacernos creer que la felicidad se encuentra en que el consumidor adquiera un determinado producto. Esto nos refuerza a diario la creencia de que la felicidad está asociada directamente con estados placenteros. Con lo cual condicionamos nuestra felicidad a la adquisición de bienes o servicios (de aquí la lamentable tendencia de muchos a ver la riqueza como un valor y la pobreza como un defecto), pero la felicidad trasciende a lo placentero, ya que esto último en exceso también nos puede conllevar atravesar por vacíos existenciales, depresiones, etc. Albert Ellis, sostuvo la importancia de aprender a vivir un hedonismo responsable como una práctica muy importante para nuestra salud física y psicológica.
La felicidad no es la suerte de algunos, sino el derecho de todos. La felicidad no es una compra, es una decisión. ¡Hermanos mios, construyamos juntos un mundo más feliz, sí se puede, empecemos por nuestro entorno de influencia! =)
Lamentablemente, ésta es una de las más grandes mentiras que afecta directamente a la vida de las personas que la afirman y sostienen. Ésta interpretación de la felicidad hace que la veamos como algo tan mítico y distante, que hemos adoptado un rol pasivo ante la idea de buscarla frente a la gran dificultad que supone para uno serlo. Afirmar y sostener que "la felicidad es efímera" no solo es mentira, sino que además es muy poco saludable.
A diario vemos como los medios a través de la publicidad buscan hacernos creer que la felicidad se encuentra en que el consumidor adquiera un determinado producto. Esto nos refuerza a diario la creencia de que la felicidad está asociada directamente con estados placenteros. Con lo cual condicionamos nuestra felicidad a la adquisición de bienes o servicios (de aquí la lamentable tendencia de muchos a ver la riqueza como un valor y la pobreza como un defecto), pero la felicidad trasciende a lo placentero, ya que esto último en exceso también nos puede conllevar atravesar por vacíos existenciales, depresiones, etc. Albert Ellis, sostuvo la importancia de aprender a vivir un hedonismo responsable como una práctica muy importante para nuestra salud física y psicológica.
La felicidad no es la suerte de algunos, sino el derecho de todos. La felicidad no es una compra, es una decisión. ¡Hermanos mios, construyamos juntos un mundo más feliz, sí se puede, empecemos por nuestro entorno de influencia! =)
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