APRENDIENDO A DEJAR IR

"Romper ilusiones es doloroso, pero aferrarse a ellas lo es aún más. A dejarlas ir, que nuevas y mejores vendrán"

Esa fue la frase que coloqué ayer en facebook y alguien me preguntó "¿Y cómo se le hace?"

(Hay muchas cosas en la vida que uno aprende a dejar ir, pero me doy cuenta de que la mayoría lo asocia con el tema de pareja, por lo que lo abordaré desde esa perspectiva).

La Gran Mentira: lo difícil es casi imposible:

Sé que muchas personas se preguntan exactamente lo mismo, y que posiblemente le agreguen a esta pregunta la ya clásica frase "Que fácil es decirlo, pero es casi imposible de hacer". Para los que siguen el blog, ya deben haber notado que estoy totalmente en contra de estas frases "cliché" que circulan con tanta facilidad y que incorporamos con tanta pasividad a nuestro repertorio de creencias, rindiéndonos y abandonándonos sin siquiera intentar, a pesar de los grandes conflictos emocionales y comportamentales que nos generan y que arrastramos con el pasar del tiempo.

Los seres humanos por naturaleza desarrollamos "apego" por personas y objetos en diferente medida e intensidad. Sin embargo, también está en nuestra naturaleza "aprender". Lo cual nos permite facilitarnos y atravesar por diferentes tipos de experiencia de manera exitosa. La tan dañina frase cliché que menciono líneas arriba, nos ha abierto las puertas al autodestructivo facilismo de apoyarnos en que lo que es difícil es casi imposible de lograr, entonces ¿para qué intentar si me va a doler y quizá no lo logre nunca?

Y la respuesta directa es: Por que solo si lo intentas y sueltas podrás ser profunda y verdaderamente feliz otra vez.

El insoportable dolor:

La sociedad global (sobre todo el la cultura occidental) existe un gran pánico al dolor emocional. Se trata de evitar a toda costa y el modelo económico de consumismo alimenta ésto. Muchas personas en un momento doloroso piensan para sí mismas o aconsejan a otros "pero ya olvidate", "pero ya pasó", "distraete", "no pienses en eso", etc. Todas son expresiones evasivas. Pero lo que sucede cuando uno evade es que a corto plazo aplacas el dolor, pero lo haces más largo. Siempre doy el siguiente ejemplo cuando hablo acerca de ésto:

"Cuando uno se disloca un hombro duele, pero puedes andar por todos lados con tu hombro dislocado. Puedes ir a que te lo reacomoden, sin embargo, reacomodarlo duele mucho más que dislocarselo. Uno puede elegir entre perder la libertad y felicidad del libre movimiento evitando que le reacomoden el hombro. O asumir que necesita atravesar por el momento doloroso de que se lo reacomoden, para luego de unos minutos ser nuevamente libre y feliz".

La verdad es que las cosas se han confundido bastante y es importante que las personas aprendamos más sobre nuestras emociones. Por ejemplo, a lo que llamamos dolor emocional, es una especie de metáfora. No existe una emoción llamada dolor. La palabra dolor está asociada a variables biológicas. A lo que llamamos dolor emocional en realidad es a una profunda tristeza, que en algunos casos puede convertirse en una depresión (y cuando hablamos de depresión es por que ya existe una implicancia biológica). Pero siendo coherentes con el lenguaje y las ciencias que estudian dichos procesos, entonces debemos observar que el dolor (como proceso biológico) puede llegar a ser insoportable (como por ejemplo en el caso de algunas enfermedades médicas severas), el dolor es indicado de que algo no está yendo bien con nuestros cuerpos y en el caso de enfermedades médicas severas puede indicarnos incluso que algo está pasando en el organismo, algo que puede incluso comprometer nuestras vidas. Pero la tristeza no. La tristeza ha sido diseñada por la sabia naturaleza para que a pesar de lo tristes que nos sintamos no comprometa nuestra salud. La tristeza puede ser muy intensa, pero nuestro organismo que siempre está buscando el equilibrio, nos ayuda a que ésta pase (la mayor parte de las veces luego de unos minutos, en otros casos al día siguiente o después de unos días).

Sin embargo, existen manera de pensar que pueden tornar a la tristeza en depresión y son las siguientes:

• No puedo tolerar éste dolor (refiriéndose a la tristeza).
• Nunca voy a poder dejarlo/la ir.
• Sin él/ella no puedo vivir.
• Sin él/ella mi vida no tiene sentido.
• Sin él/ella ya no quiero vivir.
• etc.

Para nadie es un secreto que existe una estrecha relación entre depresión y suicidio. Nuevamente, no es el "dolor", ni tampoco la tristeza la que lleva a una persona deprimida a suicidarse. Lo que lleva a una persona deprimida a suicidarse es el hecho de que el desbalance neuroquímico produce una reducción significtaiva de los procesos cognitivos, lo que hace que la persona deje de considerar posibles opciones de solución y solo considere una que "alivie" el malestar emocional por el cual atraviesa.

Hace menos de un mes comencé terapia con un paciente que me preguntaba "¿Cómo puede doler tanto y estar bien?"

Se refería al hecho de como poder seguir adelante, sin la persona con la cual mantuvo una relación durante siete años de su vida. Él reconoce que debió separarse de ella al terminar el tercer años de relación, pero creía que no podría con el dolor. Luego de sietes años, dentro de los cuales la mayor parte de ellos no fue feliz llegó a consulta porque decidió enfrentar su dolor. La primera semana entró en lo que el Dr. Stephen Gullo llama "Shock Sentimental" un intenso desborde emocional, y me repetía su pregunta. A tres semanas de haber iniciado su terapia, y de haber tomado la decisión de dejarla ir, su nivel de ánimo se ha elevado de un 0 (en la escala del 0 al 10) a un 7.

Para aquellos que lean ésto y tengan más de siete años de casados, les doy un ejemplo más cercano. Mi valiente abuelita, luego de 45 años de casada, enfrentó su la tristeza de dejar ir al que hasta hace unos años fue el amor de toda su vida y el padre de sus cuatro hijos, mi abuelo. Para nosotros (la familia) fue algo muy difícil de afrontar, sin embargo, con el paso del tiempo lo que concluyo es que estas cosas suceden por diferentes razones. En el caso de mi abuelo a esas alturas de su vida encontró a alguien con quien podía compartir más cosas en común y decidió que tenía que irse, una vez más reitero que la unión de una pareja a través del tiempo se mantiene unida pricipalmente por complementariedad, más que por amor. Fue triste, pero luego de nueve años de dichos eventos, veo a mi abuelita tranquila desde hace ya varios años y también a mi abuelito.

Hace 4 meses otro paciente me preguntaba "¿Uno puede olvidar a quién amó o siempre voy a sentir ésto por él?"

La verdad es que los seres humanos tenemos la capacidad de volvernos a enamorar, de entregar nuestro amor a una próxima persona en caso no hayan resultado las cosas con una anterior. A nuestras parejas les llamamos amor, pero es por que personifican para uno ese sentimiento, sin embargo, el amor como tal es un sentimiento y no una persona, por tanto uno elige a quién entregarlo. Si piensas que esa persona es tu amor, a pesar de que el desamor los haya llevado a herirse más de la cuenta, solo te estás aferrando, olvidándote del más grande amor de tu vida: Tú mismo/a.

No nos "comamos" el cuento de las novelas, en donde Jose Roberto Raúl de las Casas Schneider se casa siete veces y siempre vuelve con Maria Josefina Magdalena Benedetti del Carpio. ESOS SON CUENTOS!

Uno si puede amar a una persona para toda la vida y quedarse con ella por siempre, pero solo manejan el complementarse cada día de sus vidas, se demuestran amarse, y buscan enamorarse ciclicamente.

Nadie es indispensable:

Esta es una idea muy difícil de asumir para muchos, y mal interpretada por muchos más. A lo único que hace alusión ésta idea, es al hecho de que tu vida én éste mundo solo se termina cuando tú ya no estés. Pero a todos los que amas son finitos y en algún momento ya no estarán y tu vida continuará. Los puedes amar demasiado y darías tu vida por ellos, pero eso no le resta nada al hecho de que cuando ya no estén (sea por separación o por pérdida) tu continuarás, y si lo entiendes así entonces a pesar de su ausencia podrás ser feliz.

Eso es todo por ahora, ¡mucho ánimo y fuerza!